Historia Imperial y Cesarea de Pedro Mejía, 1564
Pedro Mejía fue escritor, historiador y humanista. Su Historia imperial y cesárea, acabada en 1545, presenta una serie de biografías ejemplares de emperadores, que muestran su buen hacer en el gobierno de sus imperios, descartando los relatos fantásticos que tanto gustaban en la época.
Esta edición de 1564 se imprimió por el impresor Sebastián Trujillo en Sevilla.Presenta la marca tipográfica en el colofón y la portada a dos tintas con escudo xilográfico y según el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico solamente hay dos ejemplares en bibliotecas españolas. A éste de la Biblioteca de la Universidad Carlos III de Madrid, encuadernado en piel con hierros dorados, le falta un trozo de portada que afecta al título, aunque el resto del libro no presenta mal estado de conservación.
Pedro Mejía o Pero Mexía, nació en Sevilla en 1497. Estudió Derecho en Salamanca de 1516 a 1526. En adelante residiría en Sevilla hasta su muerte en 1551. En esta ciudad ocupó cargos de importancia, como el de cosmógrafo de la Casa de Contratación, cronista oficial del emperador Carlos V desde 1548 y caballero del Concejo Municipal hispalense. Mejía fue escritor, humanista e historiador y como tal mantuvo correspondencia con otros humanistas de la talla de Erasmo de Rotterdam y Luis Vives. Su obra más leída y difundida es Silva de varia lección, una especie de repertorio del saber humanístico, que le dio gran fama en Europa. Otras obras suyan son Los Coloquios y Diálogos y la Historia imperial y cesárea, acabada en 1545.
En esta Historia imperial y cesárea se presenta una serie de biografías ejemplares de emperadores, desde Julio César a Maximiliano I, que nos muestran además de sus virtudes físicas y espirituales, su buen hacer en la administración de sus imperios. De esta manera se establece una especie de teoría del buen gobierno. Es importante destacar la intención de Mejía de relatar de la manera más fiel posible la historia, eliminando leyendas o relatos fantásticos tan en boga y que tanto gustaba oír a las gentes de la época.
La primera impresión de esta obra se hizo en Sevilla en 1545, siendo impresa otras nueve veces hasta 1655. El impresor sevillano Sebastián Trujillo tiró una edición en 1554 y posteriormente en 1564, publicó ésta que nos ocupa. En ella, se presenta la marca tipográfica en el colofón y la portada a dos tintas con escudo xilográfico. A continuación figura un privilegio real otorgado a Francisco Mejía, hijo del autor. En una hoja posterior también podemos ver la certificación rubricada por el escribano real de que en la obra “no hay error, ni heregia … ni cosa contra nuestra santa fe católica” y justo después una dedicatoria del autor a Felipe II cuando todavía era príncipe, para dar paso ya, a la obra. No parece una edición de la que se conserven muchos ejemplares, ya que según el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico solamente constan dos en bibliotecas españolas.
A este ejemplar de la Biblioteca de la Universidad Carlos III de Madrid le falta un trozo de portada que afecta al título, aunque el resto del libro no presenta mal estado de conservación. La encuadernación está hecha en piel con hierros dorados en el lomo.