Digestum novum seu Pandectarum iuris civilis. Tomus Tertius, 1618
La obra que nos ocupa recoge la tradición del llamado renacimiento jurídico medieval, que tiene su inicio en el siglo XI en Bolonia, sede principal de los estudios jurídicos dentro del ámbito europeo. En el norte de Italia en aquella época, distintos textos del Digesto de Justiniano fueron progresivamente recuperados y estudiados por juristas que más tarde serían conocidos como los “glosadores”, autores de las glosas o anotaciones marginales en los textos, activos especialmente durante los siglos XII y XIII. En los siglos siguientes aparecen los primeros comentaristas de esta influyente obra jurídica, dispuestos a ampliar la interpretación de los fragmentos del Digesto con sus aportaciones. La compilación de las distintas glosas y de los comentarios da lugar a estas magnas obras reunidas en varios tomos…
Esta obra es exponente de la llamada cultura del ius commune a lo largo de la Edad Media y de la Edad Moderna y de su influencia dentro de los sistemas jurídicos modernos, especialmente de tradición continental. El punto de partida es la compilación realizada entre los años 529 y 534 por orden del emperador bizantino Justiniano I y dirigida por el jurista Triboniano que, a partir del siglo XVI, sería conocida como Corpus Iuris Civilis. Su denominación proviene de la edición completa de las obras que la componen publicada, por Dionisio Godofredo, en Ginebra el año 1583. Esta colección es una de las fuentes para el conocimiento del contenido del antiguo derecho romano.
Desde los inicios del siglo XII, los juristas de la Edad Media retomaron las Pandectas y usaron como método de trabajo la “glosa”, que consistían en aclaraciones que los estudiosos de los derechos (civil y canónico) incorporaban a los textos, intentando explicarlos y comprender el significado de los términos utilizados.
De la glosa se evolucionó hacia el comentario, que consistía en una elaboración más compleja que la mera interpretación del sentido de las palabras, muchas veces relacionando textos distintos e intentando adaptarlos a la realidad de la época. Los comentarios de los juristas más sabios pasaron a ser más importantes que la propia obra comentada: el recurso a la opinio communis doctorum (opinión común de los doctores) es una de las características fundamentales de la cultura jurídica de los siglos medievales y modernos.
Accursio fue un famoso jurista y profesor del siglo XII. Reunió las glosas de Bolonia repartidas en numerosos manuscritos de sus predecesores de la escuela de los glosadores y las completó, creando una obra de importancia capital para la cultura del ius commune.
Incluye también los comentarios de Jacobo Cujas, Cuiiacius, gran jurisconsulto francés del siglo XVI (1522-1590), consejero del rey Carlos IX, y cuya obra se distingue por intentar un mayor y mejor estudio de las fuentes del Derecho, no solo de las obras de Justiniano, de acuerdo a la verdad histórica e intentando no inducir a error.
Dionisio o Denis Godefroy, nacido en París en 1549 y muerto en Estrasburgo en 1621, fue otro renombrado jurista que abandonó Francia después de las guerras religiosas al abrazar el protestantismo. Fue profesor en la Universidad de Heidelberg y su obra más importante fue la edición del Corpus Juris Civilis de 1583, de la que se han realizado numerosas ediciones.
Su impresor, Guillaume Roville o Rouillé, fue durante casi medio siglo uno de los principales libreros-editores de Lyon. Formado en Venecia y con conexiones familiares en Salamanca (sus cuñados, los Portonariis, mantenían imprentas en ambas ciudades), destacó por su visión de la impresión y edición como un negocio fructífero.