Consiliorum decissivorum, 1641
La obra que nos ocupa es una colección de dictámenes y decisiones de tribunales, que a semejanza de otras muchas publicadas durante este siglo en Aragón, expone casos muy dispares: unas veces se refiere al derecho privado y otras al común, unas aplica el derecho aragonés y otras únicamente el segundo. El método del autor está muy sujeto al de la jurisprudencia que utiliza, puede ser como defensa forense del propio autor, respondiendo en un todo a su pensamiento y a su manera de trabajar, y otras es consecuencia de los casos prácticos en los cuales el autor no ha intervenido como parte, pero sí como juez.
Juan C. de Suelves destaca por ser más “fuerista”, al igual que Luis de Casanate y José de Sessé, mientras que otros autores seleccionan casos donde se aplica el derecho común (Martín Monter y Vargas Machuca). Algunas de sus decisiones tuvieron una gran repercusión en materia foral, aunque prescinde de la consideración histórica de los fueros y observancias que aplica a cambio de un cierto intento de dogmatización sobre esquemas romanos.
Nacido en Zaragoza en 1592, se gradúa de Bachiller en leyes en 1611 en la Universidad de Zaragoza, obteniendo una cátedra de cánones con 20 años. Se doctora 1614 y alternó el ejercicio profesional como abogado con la enseñanza universitaria. En 1626 es nombrado familiar de la Inquisición, en 1640 abogado de presos y en 1630 es asesor del zalmedina de Zaragoza. Aparte de la obra que nos ocupa escribió Decissiones, consilia scilicet decisiva (Zaragoza: Pedro Verges, 1641), In Miraculoso Adventu Deipara Virginis viventis,caelesti angelorum… (Nápoles: gil Longo, 1676), panegírico sobre el advenimiento de la Virgen del Pilar, y dos manuscritos : Satisfaccion á un error y Defensa é ilustración del privilegio del XX de la ciudad de Zaragoza.
Vinculado a su tierra, publica esta obra con Pedro Verges, impresor zaragozano del siglo XVII, muy prolífico que, entre sus mejores impresiones destacan en 1625, las Ordinaciones de Calatayud; en 1641, las Decisiones, de Juan Cristóbal de Suelves, y la Astrea sáfica, de José Pellicer; en 1626, una edición del Buscón de Quevedo, y en 1643 las Poesías de Luis de Góngora…
Este ejemplar, perteneciente a la colección de Federico de Castro (tiene un exlibris del “doctor Pedro Nogues…”), cuenta con dos páginas manuscritas, en donde se copia la hoja 200, las cuales se encuentran subrayadas como si alguno de sus poseedores hubiera estudiado el caso noventa y tres y al restaurar el libro se decidió dejarlas.