Libro intitulado vida politica de todos los estados de mugeres, 1599
La obra de Juan de la Cerda, escrita en 1501 e impresa en 1599, se enmarca en la corriente de obras literarias, mayoritariamente de autoría masculina (Álvaro de Luna, Diego de Valera, Alfonso Martínez de Toledo) que desde finales de la Edad Media respaldan ideológicamente posturas contrarias a las reivindicaciones femeninas, vertiente que históricamente se designa “literatura de vituperio” caracterizada por su posicionamiento claramente misógino al desarrollo de la Querella de las Mujeres. Esta disputa sobre la naturaleza femenina se inició en torno al año 1400, después de haberse publicado la obra De Claris Mulieribus de Boccaccio.
La obra de Juan de la Cerda, escrita en 1501 e impresa en 1599, se enmarca en la corriente de obras literarias, mayoritariamente de autoría masculina (Álvaro de Luna, Diego de Valera, Alfonso Martínez de Toledo) que desde finales de la Edad Media respaldan ideológicamente posturas contrarias a las reivindicaciones femeninas, vertiente que históricamente se designa “literatura de vituperio” caracterizada por su posicionamiento claramente misógino al desarrollo de la Querella de las Mujeres. Esta disputa sobre la naturaleza femenina se inició en torno al año 1400, después de haberse publicado la obra De Claris Mulieribus de Boccaccio.
Esta es una obra de orientación para las mujeres en “… lo que a cada estado conviene para vivir en él con policía, buenas costumbres y virtuosamente”. Las recomendaciones para cada estado ocupan cuatro tratados de distinta extensión según los cuales la mentalidad patriarcal categoriza a las mujeres: Doncellas (10 caps.), Religiosas (29 caps.), Casadas (29 caps.) y Viudas (4 caps.), con un quinto sobre las Mujeres en general (31 caps.). Cierra la obra una Tabla alfabética de las materias y lugares comunes que se contienen en estos cinco Tratados de todos los estados de las mujeres, en el que se indica la página y un número de referencia. El autor considera el estado religioso el más apropiado para las mujeres por su virtuosidad y religiosidad, en línea con el pensamiento católico, moralista y humanista propio de la Alta Modernidad.
El último y quinto tratado constituye una recopilación de las principales líneas de pensamiento del autor. Constituye un manual de educación femenina que versa sobre las actitudes, conductas y virtudes que deben desarrollar las mujeres de acuerdo al paradigma de feminidad normativa impuesto por el sistema patriarcal a comienzos del siglo XVI. Por más que el libro se presente como orientado a la mujer, abunda en advertencias dirigidas a los padres de las doncellas, así como a los hombres que han de elegir esposa.
El autor, Fray Juan de la Cerda, franciscano de la provincia de Castilla y natural de Tendilla (Guadalajara) hace gala de docta erudición, inspirándose en pasajes bíblicos y en textos de Doctores de la Iglesia, así como en los filósofos griegos y comentaristas latinos. Publica, en opinión de las autoridades de la época, un libro en lengua vulgar de mucha utilidad para el servicio de Dios y la edificación de los fieles. La obra está dedicada a la infanta doña Margarita de Austria, monja en el Monasterio de las Descalzas de Madrid.