Elogio de Antonio de Lebrija, 1796
El trabajo sobre Nebrija, que completa su personalidad literaria, le fue encomendado a Muñoz por la Academia en 1793. El autor lo leyó bajo el título de Elogio de Antonio Nebrija, en sesión pública el 11 de julio de 1796. En este estudio ofrece abundantes datos y noticias sobre Nebrija, demostrando ser un perfecto conocedor de su bibliografía. Estudia a Nebrija y lo reivindica como un gran humanista. En opinión de Muñoz el gramático cultivó todas las disciplinas y todas ellas con gran precisión y rigurosidad. Esta monografía ha sido calificada de “lo más selecto que brotó de la pluma del filósofo americanista”.
El de Nebrija, era el primer Elogio que publicaba la Academia de la Historia, además de constituir el primer ensayo valioso sobre la obra del gramático, era también, señala Bas Martín, una meditación sobre el vacío destino de los esfuerzos colectivos. En el siglo XVIII español hubo un gran interés por la recuperación y edición de obras de Nebrija, principalmente las escritas en lengua latina que conocieron un mayor número de ediciones. Entre ellas destaca su célebre Gramática con cincuenta y tres ediciones a los largo de la decimoctava centuria.
El trabajo sobre Nebrija, que completa su personalidad literaria, le fue encomendado a Muñoz por la Academia en 1793. El autor lo leyó bajo el título de Elogio de Antonio Nebrija, en sesión pública el 11 de julio de 1796. En este estudio ofrece abundantes datos y noticias sobre Nebrija, demostrando ser un perfecto conocedor de su bibliografía. Estudia a Nebrija y lo reivindica como un gran humanista. En opinión de Muñoz el gramático cultivó todas las disciplinas y todas ellas con gran precisión y rigurosidad.
Esta monografía ha sido calificada de “lo más selecto que brotó de la pluma del filósofo americanista”. Sólo un gran humanista como era Muñoz podía escribir con dignidad y hondura el gran humanista que había sido Nebrija.