Cuentos sociales, 1876
Es uno de los libros más amables de Teodoro Guerrero, según Afonso Fernández. Publicado en 1876, comprende novelas muy cortas, redactadas con vivacidad, y en las que el estilo del autor, aunque moraliza, no languidece nunca. El autor denomina a los relatos reunidos en este volumen con apelativos ciertamente curiosos, plasmados en los subtítulos entre paréntesis: Después de muerto (cuento casi histórico), Al borde del abismo (boceto de novela), La escuela del amor (cuento cubano) y El mundo á los quince años (vocabulario). Son frecuentes las acepciones de novela o cuento original, en toda la obra del Guerrero sin especificarse la razón o causa que en su día motivó dicha calificación.
Es uno de los libros más amables de Teodoro Guerrero, según Afonso Fernández. Publicado en 1876, comprende novelas muy cortas, redactadas con vivacidad, y en las que el estilo del autor, aunque moraliza, no languidece nunca. El autor denomina a los relatos reunidos en este volumen con apelativos ciertamente curiosos, plasmados en los subtítulos entre paréntesis: Después de muerto (cuento casi histórico), Al borde del abismo (boceto de novela), La escuela del amor (cuento cubano) y El mundo á los quince años (vocabulario). Son frecuentes las acepciones de novela o cuento original, en toda la obra del Guerrero sin especificarse la razón o causa que en su día motivó dicha calificación.
Teodoro Guerrero Pallarés, periodista, poeta, autor dramático, novelista y diputado, alternaba su residencia entre Madrid y La Habana. Tras estudiar en la Península, regresó a Cuba, donde se hizo conocido por su vínculo con El Diario de la Marina. Entre las publicaciones periódicas españolas en las que colaboró se cuentan el Semanario Pintoresco Español, La Ilustración Española y Americana, Barcelona Cómica, Blanco y Negro, El Día y Gente Vieja. Fundó con Andrés Avelino Orihuela la revista jocosa El Quitapesares (1845). Subtitulada Biblioteca extravagante, escrita en sentido burlesco y diabólico. Entre sus obras cabe citar, además de los Cuentos sociales (1876), dos lujosos volúmenes ilustrados que componen los Cuentos de salón. Asimismo, participó en la querella poética Pleito del matrimonio entre Teodoro Guerrero y Ricardo Sepúlveda, fenómeno al que Clarín dedicó un mordaz articulito en El Solfeo.